Hace poco conversaba en uno de los equipos con los que trabajo sobre el sentido de la vida y/o de las cosas. En esa conversación les compartía la experiencia a lo largo de mi vida sobre lo que ha sido esta búsqueda de sentido. 38 años se dicen fácil pero son bastantes, en especial si es el tiempo que tienes en esta tierra. Les contaba conmovida mi sentipensar de que a veces nada tiene sentido, esa experiencia en la que el “¿para qué?” se hace presente y llena hasta los más íntimos rincones de la vida.

Les decía que era una sensación que me acompañaba desde siempre, pero al pasar los días y reacomodar las ideas y sentimientos, me he ido dando cuenta que no ha sido así del todo, por lo menos ha ido cambiando.

Durante aquella conversación planteamos que la relación con “el sentido” es dinámica y cambiante. Lo que nos da sentido en algún momento de la vida no nos lo da en otro. Alguien incluso planteó lo interesante que sería hacer la revisión sobre lo que ha tenido o ha dado sentido a y en nuestra vida.

De chica el sentido lo encontraba en la búsqueda de lo “qué hay más allá” de lo humano y terrenal, preguntas acerca de Dios o esa energía superior, encontrar respuestas sobre cómo llegamos aquí; buscando en distintas religiones y sus libros sagrados. Habrá tenido que ver con crecer en una familia que no seguía ninguna religión y al mismo tiempo estar rodeada de otras familias que si practicaban.

Después el sentido lo tenía encontrar caminos de cómo ayudar a sanar a la gente, articulando y entendiendo a lo humano desde una complejidad de mente-cuerpo-espiritualidad; esto me llevó a elegir mi carrera y estudiar distintas disciplinas sanadoras.

Hoy el sentido lo encuentro en aquello que hace mi vida plena, básicamente en disfrutar. Disfrutar de estar donde estoy y hacer lo que tengo ganas de hacer con la gente y seres con las y los que quiero estar.

El cáncer de mamá(a) ha puesto a la muerte como parte de la vida. Don Juan le dice a Carlos Castaneda que lo único que es real es la muerte y que debe preguntarle en los momentos en los que se sienta más atribulado si ese es él momento en que la muerte llegará, bajo esa idea muchas cosas se relativizan.

El cáncer de mamá(a) ha hecho eso para mí, ponerme a la muerte caminando cerca, justo atrás de mí, valorando la vida, preguntándome ¿es este el momento?

A veces este sentipensar no me es tan amigable, se puede tornar bastante oscuro y desalentador, muchas cosas pierden su importancia, me es difícil encontrar la trascendencia si vamos a morir, si se va a quedar todo atrás y sin sentido cuando me vaya. Pero muchas otras veces me permite disfrutar el momento, ya que las experiencias, las alegrías, los aprendizajes son trascendentes en tanto qué vivibles, en tanto que están sucediendo aquí y ahora, y eso hace que el aquí, el ahora y eso que sucede sea bastante mágico y misterioso.

La cosa es que este cáncer de mamá(a) sin duda le va dando nuevos significados a esto del sentido de la vida y me tiene sin duda generando, buscando y compartiendo estos nuevos procesos y sentipensares.

Un comentario en “El cáncer de mamá(a) y el sentido de la vida

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