PONIENDO LA ENFERMEDAD EN SU LUGAR
Hija querida: quiero agradecerte mucho por haber iniciado este blog, y que me permitas escribir en él, algunas veces, cuando yo quiera. Porque yo no lo haría en uno propio. No es mi estilo, pero es una de las ventajas que aporta el ser diferentes, nos enriquecemos mutuamente.
Mi introversión no me hace cómodo contar lo que me pasa por dentro. Ahora me explico mi afición por juntar caracoles; ante cualquier estímulo inquietante, me retraigo.
Pero sí me puedo acunar en tu regazo, y desde ahí participar, si tú abres brecha.
Y tener esta ventana abierta a tu alma, me hace bien. Porque también confirma mis emociones.
A mí me hace bien cuando te he visto llorar de dolor, de rabia o de impotencia, porque me permite confortarte, como lo he hecho desde que eras bebé.
Me hace bien que tu iniciativa haya tenido un eco enorme, porque has hecho “viral” lo que he sostenido durante toda mi vida profesional, que la enfermedad y el duelo son un asunto familiar.
La enfermedad se asienta en cuerpo propio, pero la padece toda la familia.
Cada uno la vive a su manera, pero la manera de cada uno afecta a los demás.
Cada uno es tocado, chocado, acariciado o desconcertado por esas maneras. Pero al cabo todos nos ensamblamos, como en un coro. A veces muy desafinado, a veces con resonancias inesperadas, a veces armoniosamente.
En nuestra familia cada uno ha solfeado a su manera.
Tu papá y yo más para adentro. Y qué bueno que vos lo estás haciendo ahora para afuera, que ya te atreves a compartir y expresar lo que necesitas.
Me hizo pensar tu reflexión sobre el llanto; y la respuesta social: “no llores…” “tienes que ser fuerte…”
A mí, que no lloro en público, me dicen: “tienes que llorar”, “no es bueno tragarse todo…” O más invasoramente: “estás negando”.
La intrusión de los otros en las emociones propias se acerca peligrosamente a la mistificación….
Total, que esta enfermedad que me alcanza en una etapa tardía de la vida, y los duelos que me han acompañado desde la más temprana infancia, me han hecho la persona que soy ahora, tierna y áspera, a veces punzante; cálida y arisca; solidaria y aislada; con un alto valor por la amistad, y buscadora de vínculos que atesoro.
Y el cáncer va conmigo, pero no me vive la vida.
Es parte del lema con el que he trabajado desde hace muchos años: “Poniendo la enfermedad en su lugar”.
Foto de mi mamá en Creel, Chihuahua, 1997. Gracias Analue García Videla por la foto.
Mi lema es; día con día, supero al Cancer y eso me hace ver la vida con mucha alegría
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un gran lema, y lo más importante vivir y muchas ganas y así disfrutar la vida. Gracias por compartir.
Me gustaMe gusta
Que hermosa carta , fue como brisa fresca que acaricia en la tristeza , íntima , valiente , amorosa si hermosa.
Les mando tiernos cariños y mucho amor, gracias por compartir es algo que
aprender.
Me gustaLe gusta a 1 persona