El llanto, esas gotitas saladas que salen por nuestros ojos, que humedecen nuestras mejillas y congestionan nuestra nariz.

Esas gotas que a tanta gente ponen nerviosa: “no llores”, “trata de calmarte”, “eres muy sensible”, y hasta un “es que estás en tus días” o “es que eres una niña berinchuda”, he escuchado todas esas frases y otras más.

Soy de llanto fácil, es que a mí la vida me pasa adentro, no es algo que pueda ver allá, lejos, separada de mí.

La vida me conmueve, desde un atardecer, un perro comiendo un pan dulce, hasta un derrumbe después del sismo del 19S, eso y muchas cosas más, incluyendo la lucha de mi mamá contra el cáncer.

Y la verdad es que estos últimos días he llorado mucho… por el dolor ajeno y por el propio, por las pérdidas propias y las ajenas. El llanto ha mojado mis sábanas, mi ropa, mis mejillas, el hombro de mi compañero, de mis amigas, de mi mamá.

Hay días en que parece que no podré parar de llorar, pero siempre paro.

El llanto ha resultado ser el vehículo excipiente de mis emociones. Y es que lloro de rabia, de impotencia por la impunidad con la que las farmacéuticas lucran con la vida, con la salud, teniendo remedios que podrían hacer diferencia en la salud de la gente pero sus intereses pueden más. Lloro de tristeza por pensar que algún día mi mamá ya no estará como está hoy conmigo. Lloro porque siento.

Mucho tiempo me enojé por mi manera de llorar, lo pensaba un signo de poca fortaleza, que necesitaba templar mi carácter, incluso me dijeron que era un obstáculo para mi profesión (soy terapeuta sistémica y narrativa), me apenaba de llorar viendo una película. Mi llanto me producía enojo y vergüenza.

Con el tiempo entendí que esta intensidad con la que vivo la vida es lo que hace que sea yo viviendo la vida.

Así que hoy por hoy, lloro…lloro cuando me enojo, cuando me indigno, cuando me siento acompañada y cuando me siento sola, cuando me entristezco, cuando me alegro o me lleno de orgullo, cuando veo mujeres luchando contra el cáncer y a sus familias luchando junto a ellas, cuando veo el dolor o sufrimiento ajeno y cuando siento el propio.

Hoy he entendido que gracias a que lloro, estoy aquí con esta vida que me sucede dentro, de la que no me interesa poner distancia. He entendido que porque lloro vivo y porque vivo lloro.

Así que si me ves llorando puedes estar segura/o que es porque estoy viviendo.

Un comentario en “Está bien que esté llorando

  1. Mi Jaz adorada como siento tu dolor y entiendo tu frustración y tu miedo, yo también tengo miedo y no quiero perder a la gente que amo.
    Aquí te ofrezco otro hombro para que llores todas las veces que lo necesites.
    Te amo

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s